Santiago Maldonado fue visto con vida por última vez el 1° de agosto en un corte de la Ruta Nacional 40, provincia de Chubut, en apoyo a la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia de Cushamen donde denunciaban la prisión política del Lonko Facundo Jones Huala, las detenciones y violencia que habían sufrido los peñi (hermanos) y las lamien (hermanas) en Bariloche el día anterior.. Varios testigos relatan que vieron como lo subían a un Unimog (camión) de Gendarmería, tras la brutal represión en cumplimiento de órdenes emanadas del Ministerio de Seguridad de la Nación. Recién después de tres semanas, la carátula de la causa cambió a Desaparición Forzosa. Lo sabíamos, lo veníamos gritando: se lo llevó Gendarmería.
“Empiezan a tirar, tirar, tirar, mientras los otros gendarmes se dispersan por el resto del alambre y comienzan a ingresar por distintas partes. Hasta que el Unimog hace una pantalla acá, rompen el candado de la tranquera, y ahí entran todos corriendo al grito de ‘agarren a uno, agarren a uno’. Y el jefe del operativo gritaba: ‘Tirales, Tirales’”.
Cuentan los testigos, además, que fue mucho peor que la represión de enero, y continúan: “Entraron a punta de pistola disparando y disparando. Aguantamos todo lo que pudimos hasta que en un momento hicieron un ingreso todos los efectivos. Y ahí nos corren hasta el río, unos setenta metros. Donde nos tirábamos por diferentes partes, por donde podíamos, porque la lluvia de balas no cesaba. Ahí es donde el compañero Santiago no logra cruzar. Porque mientras nosotros íbamos nadando por el río, la Gendarmería igual nos seguía tirando adentro del agua. Nos tiraban con nueve milímetros, con escopetas y con piedras algunos. No les importaba nuestra vida a la Gendarmería. Ellos vinieron a matar a uno acá. El compañero nadó hasta una parte y al ver que las piedras llovían de arriba y los tiros no cesaban, decidió volverse para la orilla. Y ahí es donde hay otro peñi que lo ve al compañero Santiago agarrado de una rama, con el agua hasta las rodillas y los gendarmes arriba. Y después hay otro peñi más que también ve a tres efectivos de la Gendarmería que están golpeando a alguien que no logra reconocer.”
Ariel Garzi, amigo y también testigo clave de la causa que investiga la desaparición de Santiago Maldonado, denunció penalmente al juez federal de Esquel Guido Otranto por presunto “incumplimiento de deberes de funcionario público” y “encubrimiento agravado”. Garzi estaba bajo el régimen de testigo protegido, pero la ministra Patricia Bullrich lo nombró en el Senado y quedó expuesto.
Junto a la familia Maldonado denunciamos todas las irregularidades que cometió Otranto, desde la negativa de recibirlos hasta afirmar, con las pruebas a su favor, que “parece el abogado de Gendarmería”. Recién diez días después de la desaparición de Santiago, el juez ordenó el allanamiento de los escuadrones de Esquel y El Bolsón, y el secuestro de los celulares de los agentes. Por eso, al cumplirse cincuenta días de la búsqueda de Santiago, la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia aceptó la recusación del juez Guido Otranto en la causa por la desaparición forzada de Santiago Maldonado.
El Poder Judicial con Otranto, el Ministerio de Seguridad con Patricia Bullrich a la cabeza diciendo que “bancaba a Gendarmería” y con el Poder Ejecutivo respaldando los dichos, los medios de comunicación vienen lanzando pescado podrido para avalar la inacción del Estado o mejor aún, proteger a las fuerzas represivas. Las hipótesis que se imponían a diario en las placas de los noticieros, en las voces de los conductores de radio fueron mutando: que Santiago Maldonado no estaba en el corte de la Ruta 40; que se había escapado a Chile, cruzando la cordillera, en pleno invierno y con lo puesto; que lo tenían escondido sus propios compañeros; que estaba en Gualeguaychú; que un camionero lo llevó a Corrientes; que fue apuñalado por un puestero (hipótesis que cayó a raíz del resultado de ADN). Claro, que cada hipótesis fue reforzada por una clara campaña de criminalización al Pueblo Mapuche con Jorge Lanata abanderado por los intereses del Gobierno y el grupo Bennetton. También, una de las últimas hipótesis fue que una peluquera le había cortado las rastas a Santiago en San Luis; y fue un nuevo punto de corrimiento de eje del Juez Otranto para desviar las investigaciones. Y si esto no había sido suficiente, el día de ayer en Clarín publicaron una foto en la que se ve a Santiago en una fiesta a fines de julio en El Bolsón. Rápidamente, salieron a desmentirlo, dado que el asistente de dirección del film (a la que corresponde la imagen publicada), afirmó que la foto es en El Bolsón pero de marzo de este año. Total, una falacia más a la causa que le hace, ¿no?
Ya van dos meses que Santiago no está. La fuerza de la movilización en todo el país hizo que se aparte de la causa al Juez federal de Esquel, Guido Otranto. Es con esa misma fuerza que debemos ir por lo que falta. Para que haya juicio y castigo a todos los responsables políticos y materiales. Y para que Santiago aparezca, de una vez por todas.