Pasaron diez años, desde aquel abril de 2007. Los docentes neuquinos, agrupados en ATEN, mantenían un corte en la ruta 22 por mejoras en las condiciones laborales. La adhesión había sido grande, tanto como era la importancia de sus reclamos. Así lo demostró la molestia del entonces gobernador, Jorge Sobisch, quien respondió con un enorme operativo policial, y la orden de desalojar a cualquier costo.
Cuando la columna se retiraba de Arroyito, la cacería llovió por la espalda. El cabo José Darío Poblete, integrante del Grupo Especial de Operativos Federales (GEOF), disparó una granada de gas lacrimógeno directo hacia el FIAT 147 en el que iba Carlos Fuentealba, quien recibió el disparo en la nuca, y agonizó todo un día, hasta su muerte. Al momento de la represión, Poblete tenía dos condenas por torturas, y una causa abierta por “abuso de armas”, iniciada por sus acciones en la jornada de abril de 1997 en Cutral-Co, donde fue asesinada Tereza Rodríguez.
Poblete disparó, pero Sobisch dio la orden. Poblete fue condenado un año después a cadena perpetua, pero fue visto en innumerables ocasiones fuera de su lugar de reclusión, paseando por la ciudad de Neuquén, como si nada hubiera pasado. Sobisch sigue libre, y no hay ninguna causa que avance en sentido contrario.
Carlos Fuentealba es uno de los 70 asesinados víctimas de la criminalización de la protesta social, desde la vuelta a la democracia. La mayoría de los casos aún siguen impunes. Hoy salimos a la calle una vez más, por todos y cada uno de ellos. Para dar el ejemplo, como Carlos nos enseñó, luchando.
Concentramos en Yrigoyen y Entre Ríos, a las 18:00, para iniciar la marcha de antorchas.
A diez años,
Compañero Carlos Fuentealba ¡PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE!
CÁRCEL A SOBISCH Y TODOS LOS RESPONSABLES