Víctor Manuel Vital, el “Frente”, como lo conocían en el barrio, era un pibe humilde con códigos como cualquier otro. Tenía 17 años, vivía en la villa San Francisco de San Fernando. El Frente además tenía dos pasiones: Boca y la cumbia, muchas veces bromeando pero como si pudiera anunciar su futuro decía “Si me agarran, que me hagan una corona con los colores de Boca y me toquen cumbia”.
El 6 de febrero de 1999 un patrullero comenzó a perseguir al Frente junto a su amigo Luis (15) por los pasillos de la villa San Francisco, hasta que encontraron refugio en la casa de una vecina. Se escondieron debajo de la mesa de la cocina. Allí entraron el cabo 1° de la bonaerense, Héctor Eusebio “el paraguayo” Sosa, y otros dos uniformados.
Víctor se encontraba agachado, desarmado y gritando “no tiren, que me entrego”, pero Sosa sin piedad lo acribilló. Le disparó 4 veces: las balas impactaron en el tórax, la cabeza y la axila, mientras que el disparo restante pegó en las manos, con las que se tapaba como si con ellas tapara un rayo molesto del sol, y esa misma bala entró en el mentón y salió arriba de la oreja. Mientras que su amigo Luis recibió un disparo en la cabeza pero logró sobrevivir.
Durante la causa judicial el paraguayo Sosa declaró que Víctor murió parado y con un arma en la mano, pero un año después la pericia demostró que la versión de la policía era mentira y que Víctor estaba agachado con las manos en alto.
En 2001, una semana antes del juicio oral, el fiscal y la defensa hicieron un acuerdo de juicio abreviado por homicidio “en exceso de la legítima defensa”. El Tribunal 1 de San Isidro admitió el trámite abreviado, pero prefirió absolver a Sosa. CORREPI interpuso el recurso de casación, y así logramos anular ese fallo, pero el nuevo juicio, ante el Tribunal Criminal nº 3, terminó con una escandalosa nueva absolución.
Pero la historia de Sosa no terminó ahí, como decía Rodolfo Walsh “El sistema no castiga a sus hombres: los premia. No encarcela a sus verdugos: los mantiene”, y de la misma manera que Patricia Bullrich ascendió al gendarme Echazu que participó del operativo que terminó en la muerte y desaparición de Santiago Maldonado, en el 2002 Héctor Sosa fue ascendido a sargento.
Luego en la nochebuena del 2006, Héctor Sosa volvió a matar esta vez a Jonathan Lorenzo (19) y Jorge Andrés Martínez (24). Y otra vez contó con la impunidad que se le otorga a los uniformados y la causa fue rápidamente archivada.
Finalmente Sosa seria reciclado por Massa en el COT (Centro de Operaciones de Tigre), para que el 14 de octubre de 2016 le dé una brutal paliza a José Ojeda, un repartidor de harina, que solo le pidió si podía correr su camioneta. El 13 de septiembre del año pasado con la lucha organizada en las calles, logramos condenar a Héctor Sosa a 6 años de prisión.
Con la muerte del Frente Vital nació una leyenda popular, su tumba es la más visitada del cementerio de San Fernando y muchos pibes y pibas de los barrios más humildes van a pedirle protección. Hoy, a 19 años de su asesinato, lo recordamos. Porque acá no hay noticias fáciles, ni mentiras. Esta es la política de estado que busca disciplinar a los sectores más vulnerables del pueblo, a los jóvenes, a los pobres, a los que menos recursos tienen para hacerse oír y ver. Porque no nos acostumbramos a que nos arrebaten la vida de unx pibx cada 23 horas, por eso entendemos que la única salida es la unidad, la organización y la lucha.
BASTA DE GATILLO FÁCIL
INSEGURIDAD ES LA POLICÍA EN LOS BARRIOS
VICTOR “FRENTE” VITAL PRESENTE