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El 28 de marzo de 2012, en el barrio Los Naranjos de Malvinas, el policía Roberto Julio Páncere de la Comisaría 2da. de General Rodriguez, fusiló por la espalda a Matías Hernán Lobos.

Matías tenía 17 años y vivía con su mamá y sus cinco hermanitos. Estaba terminando el secundario en el colegio “La Aldea”. En sus tardes libres, se juntaba con sus amigos del barrio para ir al campo a cazar liebres. Era un pibe que no se quedaba quieto. A la par, estudiaba cocina y confección de carteras y cinturones, como oficios que le permitieran progresar económicamente. Griselda, su mamá, nos contó que Matías soñaba con conseguir un trabajo para poder brindar a sus hermanitos todo lo que necesitaran.

Con cuatro años de organización y lucha de la familia de Matias organizada en CORREPI, logramos sentar en el banquillo de los acusados a Páncere. El 19 de abril del 2016, la fuerza de la lucha en las calles le arrebató al estado una prisión perpetua para el asesino de Matías.

Su mamá aprendió desde el primer momento que después de llorar, había que secarse las lágrimas, organizarse y luchar. Entendió que la represión es una política estatal que se aplica sistemáticamente sobre las personas que viven en las barriadas con el objetivo de mantener el orden establecido, cuidando los intereses de los ricos y disciplinando a los pobres. Y en cada paso que dio para arrebatar una sentencia al brazo judicial, comprendió que las fuerzas represivas entrenadas para matar buscan disfrazar los fusilamientos como supuestos enfrentamientos. Por eso juró luchar por Matías y por las más de 5500 personas asesinadas por el aparato represivo estatal desde 1983 hasta la actualidad.

Por eso hoy gritamos bien fuerte:

¡Matias Lobos presente, ahora y siempre!

¡BASTA DE GATILLO FÁCIL!

CONTRA LA REPRESIÓN, ¡ORGANIZACIÓN, UNIDAD Y LUCHA!

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