Matar por dos tazas
El próximo lunes 6 de mayo tendrá lugar la primera audiencia del juicio contra José Ernesto Pérez Buscarolo, el subcomisario de la Policía Federal que el 12 de mayo de 2017 fusiló a Iago Avalos (17) vecino del barrio de Villa Tesei, Hurlingham.
Iago estudiaba en el turno mañana de la escuela Esteban Echeverría y trabajaba como mecánico de motos y autos. Había robado dos tazas de un auto junto a un amigo durante la mañana de ese fatídico día. La casualidad determinó que justo el mismo fuera del represor en cuestión, que dispuesto a manifestar físicamente el mandato de perro guardián de la propiedad privada, los persiguió a ambos por casi veinte cuadras disparando dos balas de su reglamentaria, una de los cuales ingresó por la parte trasera del auto en el que se movilizaban los pibes, hiriendo mortalmente por la espalda a Iago.
Pérez Buscarolo inició una persecución por las calles del barrio que incluyó pasar a toda velocidad con su auto por la puerta de la Escuela N° 15 Sargento Cabral, justo en el momento en que salía el turno mañana poniendo en peligro la vida de otros chicos.
En su brutal decisión de matar se bajó en la esquina de esa escuela, desenfundó su reglamentaria y desde allí disparó directamente sobre el auto en el que iba Iago para matarlo cobardemente. A pocas cuadras de allí en Cura Navarro y Siria se apagó definitivamente la jóven vida de Iago en manos de un agente uniformado y armado por el mismo estado que sigue matando pibes bajo la misma modalidad del gatillo fácil.
A lo largo de dos años de lucha inclaudicable donde la familia no dudo ni un minuto en organizarse y salir a las calles junto a CORREPI, nos hemos encontrado con la clásica pantomima judicial: el 20 de junio de 2017, la Jueza de Garantías Lucia Casabayo titular del Juzgado N° 6 de Morón, promueve sin éxito la prisión domiciliaria del asesino con el endeble argumento de que las prisiones de la provincia de Buenos Aires estaban repletas y que Buscarolo, como “buen padre de familia”, no incurriría en riesgo de fuga. Se logró revocar aquella vez, sin poder refrenar luego la confirmación de la misma Cámara de Casación, que dispuso que un asesino con posibilidad concreta de ser condenado a perpetua por cometer un crimen en el ejercicio pleno de sus deberes de funcionario público, llegara a la instancia de juicio en libertad.
Dos cosas tenemos claras: las cárceles bonaerenses están repletas, pero de jóvenes pobres de las barriadas populares, acusados por delitos menores para hacer “estadística” de un gobierno que se jacta de “combatir” el narcotráfico, apresando perejiles e inventando causas armadas.
De seguro para quienes administran este estado, está bien que de la supuesta seguridad de nuestras comunidades, se ocupen buenos padres de familia como Buscarolo, cuya fuerza de pertenencia el último mes se vio inmiscuida en el fusilamiento de otro agente de la Policía Bonaerense, en una trama atravesada por el narco que con tanta pompa dicen combatir.
Cuando para ciertos funcionarios del poder “no existen policías malos y buenos, existen policías y delincuentes”, para aquellxs que sufren la más encarnizada represión hacia sus seres queridxs no hay medias tintas: de un lado están ellos con la chapa y la impunidad y del otro lado, quienes les damos batalla, sin tregua, ni cuartel.
En el caso de Iago, fueron dos años de ardua lucha. De tragarse el sapo de la domiciliaria y la selectividad de Casación. De tolerar los aprietes de la familia del asesino. De combatir el olvido, con mucha entereza y tenacidad.
Como última maniobra, cual manotazo de ahogado, la defensa pidió que el juicio fuese llevado bajo la modalidad del juicio por jurados. Sabemos que más allá del mote de “popular”, no implica aminorar la disputa dentro y fuera de los tribunales. Mientras el monopolio del sentido común dominante lo sigan ejerciendo quienes tienen para sí todos los medios disponibles (políticos, legales, judiciales y mediáticos) para hacer de su visión del mundo la visión dominante, no podremos descansar ni un minuto.
Es que esa visión del mundo, materializada en política pública estatal desde que asumió la alianza Cambiemos, es la que hoy se lleva la vida de unx pibe cada 21 horas a través del gatillo fácil o la muerte en cárceles y comisarías.
Y justamente este caso no es la excepción, ya que se inscribe en la ejecución de la Doctrina Bulrich ahora hecha ley a partir de la resolución 956/2018 que habilita a que otros Buscarolos se apropien de la vida de infinitos Iagos a lo largo y ancho de todo el país.
Lxs esperamos el próximo lunes 6 de mayo en los Tribunales de Morón (Cristóbal Colón 151) para que la impunidad no gane una vez más y para gritar bien fuerte:
¡Justicia Por Iago Avalos!
¡Basta de gatillo fácil!
¡No a la Doctrina Chocobar!
¡No a la baja de edad de imputabilidad!
¡No es un policía, es toda la institución!
Contra la represión: ¡Unidad, Organización y Lucha!
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Irina Avalos: 11 2896-9606
Ismael Jalil: 11 5045-5927