El 29 de julio de 1966, arrimando la noche, la policía entraba en la Facultad de Ciencias Exactas y de Filosofía y Letras de la UBA. No era un lugar cualquiera para descargar la represión estatal. Solamente un mes atrás se había consumado el golpe de estado al gobierno de Illia. ¿Por qué ir tan prontamente contra lxs estudiantes? Unos cuarenta años antes la Reforma Universitaria, que se consiguió con revueltas, se pronunciaba por la autonomía de las universidades. Rolando García, el decano que se negó a convertirse en interventor militar, al que cagaron a palos esa noche, hacía años que llevaba sus políticas educativas hacia intereses populares en Exactas. Es una noche en medio de un ferviente deseo de futuro: unos años después de la Revolución Cubana, unos años antes del Cordobazo. La Universidad asustaba porque estaba del lado del cambio y la policía a lxs estudiantes se la tenía jurada. “Qué cagazo” –dirá luego con memoria la canción de revuelta–“obreros y estudiantes igual que en el Cordobazo”.
Allá en Exactas, llenaron el edificio de gases hasta que todxs salieron y ahí, afuera, vinieron los famosos golpes de bastón. Cagaron a palos estudiantes y autoridades, se llevaron presxs más de cien pibes y pibas. Como relata García, los gritos eran de todo tipo: “subversivos”, “comunistas”, “judíos”. A la misma hora, en Filosofía y Letras, un grupo de estudiantes sostenía la puerta del lugar con la infantería amenazando con entrar. Entraron a la fuerza y los golpes fueron adentro del propio edificio. La represión llevó a exilios y renuncias en docentes y buscó, sin conseguirlo, introducir terror en la organización estudiantil.
En nuestro país la lucha estudiantil ha tenido una enorme fuerza y ha garantizado ser uno de los pocos lugares, al menos en la región, que sostiene una Universidad pública y gratuita. Las marchas Nacionales por la Educación pública, las peleas contra los intentos de privatizaciones de la Coneau, las innumerables batallas por el presupuesto y la democratización. Y también muchas de estas luchas han intentado ser acalladas con represión, persecución y procesamientos de estudiantes. Y que como en muchas otras luchas, CORREPI también ha estado presente denunciando y enfrentado la represión.
En el año 2018, en todo el país, se llevaron a cabo acciones de lucha en defensa de la educación pública; asambleas multitudinarias, actividades culturales, y la toma de 57 facultades. De esta jornada, muchxs estudiantes fueron imputados acusados de “usurpación” (sólo en la Ciudad de Córdoba veintisiete estudiantes y una docente quienes fueron procesadxs en junio de 2019). Estos procesamiento de lxs estudiantes de la UNC es un precedente en la criminalización a la protesta en nuestro país, como así también lo ocurrido en la Universidad Nacional de Rio Negro, donde estudiantes fueron procesadxs y expulsadxs, y docentes exoneradxs de la universidad.
Al día de hoy la Asamblea Interfacultades sigue en la lucha por el desprocesamiento de lxs compañerxs, lucha que acompañamos desde CORREPI, llevando la defensa de algunxs estudiantes procesadxs.
Hoy estamos a 54 años de la Noche de los Bastones Largos, pero no estamos lejos de la participación estudiantil en el deseo de otro mundo menos cruel. Las revueltas iniciadas en Chile el año pasado, que llegaron al reclamo por una asamblea constituyente, empezaron con el reclamo estudiantil por el acceso a la educación. La represión tampoco se hizo esperar, hemos visto ese castigo sistemáticamente organizado por la fuerzas del estado para dispar a los ojos. A esos ojos de estudiantes que, entre gases y balas, hoy están lejos de otro mundo por venir, pero como no se rinden, mas temprano que tarde, llegara.
Basta de bastones y más Universidad pública, gratuita y de calidad.
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