Los diarios de hoy informan de la reunión entre la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic, y su par bonaerense, Sergio Berni, con el acompañamiento del gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, para “coordinar acciones conjuntas del área de seguridad en el contexto de pandemia de coronavirus“.
Las declaraciones posteriores de ambos ministros estuvieron muy lejos de aportar alguna respuesta a los acuciantes problemas que enfrentamos a manos de las fuerzas de seguridad que ambos comandan. No hubo una sola palabra, ni por parte de Frederic, ni mucho menos de Berni, sobre el creciente número de denuncias de hechos represivos, que van desde detenciones arbitrarias a imposición de tormentos de personas detenidas, fusilamientos de gatillo fácil, muertes bajo custodia y desapariciones forzadas. No mencionaron siquiera a Facundo Astudillo Castro, desaparecido hace casi tres meses, después de haber sido subido a un patrullero.
En lugar de eso, anunciaron en un comunicado común que su objetivo es “darle más eficiencia a la presencia de fuerzas de seguridad”, para lo que repasaron “el diagrama de operativos de control y el redespliegue de las fuerzas federales”, a la vez que se felicitaron por “los resultados obtenidos con el trabajo coordinado”. Resultados que, aun con las dificultades obvias para poder recopilar y chequear hechos en la emergencia, suman al menos 65 casos de personas muertas a manos del aparato represivo estatal desde el 20 de marzo pasado.
La principal preocupación oficial parece ser bajar el tono de la disputa, que tuvo sucesivos capítulos, entre la ministra nacional y el ministro provincial. “Tenemos distinta trayectoria pero trabajamos juntos“, dijo Frederic, además de marcar la obviedad de que “él es varón y yo mujer“. La definición final es explícita: “Creo que la clave es pensar en la complementación de perfiles, eso es coordinar. No es ser iguales, sino sumar a partir de la complementación“.
Es difícil imaginar un resultado favorable al pueblo trabajador en eso de “complementar perfiles” con quien, ante todo y en cualquier circunstancia, es -y se enorgullece de ser- personero de la represión en todas sus modalidades.
Ante la extensión del ASPO en el AMBA y otras zonas del país, con la sistemática insuficiencia o inexistencia de medidas que permitan a las mayorías populares atravesar indemnes la excepcional situación, estamos ante un nuevo y previsible incremento de esta administración de la represión, que costará más libertades y más vidas. Por eso es necesario, ante la situación represiva que se vive en un contexto por demás desfavorable para los sectores más vulnerados, retomar el reclamo por el cumplimiento de la agenda antirrepresiva urgente que venimos instando desde fines de 2019, incorporando también recientes decisiones, como el reclamo por la derogación de la resolución 144 de MS, que establece el protocolo para que las FFSS nos espíen con el ciberpatrullaje en redes.
Siguen teniendo plena vigencia el reclamo por la eliminación del sistema de detenciones arbitrarias; la derogación de la normativa represiva tanto en el ámbito penal como procesal introducida en los últimos años; la revisión de la estructura y protocolos de actuación de las fuerzas, como los que imponen una lógica bélica ante movilizaciones y manifestaciones; la eliminación de los “Comandos Unificados” para la intervención conjunta de fuerzas federales y provinciales en las provincias y la Ciudad y el cese de la militarización de los barrios populares, con presencia masiva de fuerzas federales y locales, con su correlato de hostigamiento, detenciones arbitrarias y muertes por gatillo fácil.
Por eso, reiteramos que es tan necesario defendernos del virus, como de la represión, y ponemos toda nuestra expectativa en la lucha popular organizada, mientras seguimos exigiendo que los funcionarios responsables respondan ¿Dónde está Facundo?.