El martes 21 de diciembre, el gobernador bonaerense Axel Kicillof anunció un aumento remunerativo para la policía y el servicio penitenciario, que se agrega a la fuerte suba de la partida para la cartera que dirige Sergio Berni en el recientemente aprobado Presupuesto 2022.
La decisión oficial del gobierno de la provincia de Buenos Aires se suma a los incrementos en los haberes básicos que las fuerzas locales recibieron en los meses de marzo, julio, septiembre, octubre y noviembre. Vemos así la voluntad política del gobernador Kicillof de tener “billetera fácil” cuando se trata de aumentar recursos para el ministerio de Berni.
En esta ocasión, el desglose del aumento se da a partir de un aumento del 50% de las horas de recargo de servicio (más conocidas como CORES) retroactivo a diciembre y, a partir de este mes, también del 50% del valor del uniforme. Esto representa un incremento del 54% a lo largo de 2021, entre cinco y diez puntos porcentuales por encima de la inflación proyectada para este año. Se agrega también la suba, a $3.500 por día, de los viáticos a los 17.000 oficiales desplegados en el “Operativo Sol” en la costa atlántica. Guillermo Montenegro, intendente de General Pueyrredón (partido que incluye la ciudad de Mar del Plata), agradecido.
La función de las fuerzas represivas no puede considerarse un trabajo. No hay servicio ni valor alguno en matar pibxs por la espalda en un barrio o a golpes en una comisaría, prácticas que han crecido sideralmente en los últimos cinco años, y en particular, en lo que respecta a los lugares de detención provinciales, desde el inicio de la pandemia de la COVID-19. La provincia de Buenos Aires no es la excepción, más bien lo más alto de la regla.
Sin embargo, los gobiernos, en sus distintos niveles, deciden adoptar esta lógica remunerativa, y con creces, si vemos el presupuesto aprobado el martes 28 por la noche para 2022 en Buenos Aires. La suba, en términos porcentuales, es de un 200% con respecto a 2019, y contempla “mejoras” en equipamiento, vehículos e infraestructura edilicia. Un aumento en estos parámetros ubica la prioridad en el ministerio de Seguridad por encima, por ejemplo, de su par de Salud, para más, en contexto de pandemia. El punto central es la reciente apertura del reclutamiento de 20.000 nuevos oficiales, que empapeló las calles del conurbano con el logo de “Fuerza Buenos Aires”, el slogan político con el que el ministro Berni busca alguna proyección electiva bajo su verba de mano dura.
El haber básico, con este aumento, para cualquier recién ingresado a las fuerzas bonaerenses será de $70.746 en diciembre, y ascenderá a $78.246 de bolsillo al acumularlo con el monto del valor del uniforme. Cabe preguntarse entonces, cuántos sectores del pueblo trabajador real, consiguieron este año un aumento de esas características, y cuántos entran a un primer trabajo con un salario en esos números. Sin ir más lejos, el propio Kicillof anunció, en la misma conferencia de prensa, el pago de un bono de $20.000 por única vez para empleadxs estatales. Felices fiestas y mucha suerte.
Según datos recientes del propio INDEC, el 80% de lxs trabajadores de todo el país perciben un salario inferior a los $70.746 de la flamante remuneración mínima de las fuerzas bonaerenses, y el 60%, se ubica por debajo de los $50.000. Peor es aún la situación de lxs pibxs. Según estimaciones privadas de agosto de este año, el 96% recibe un sueldo menor también a los $50.000. Esta situación de salarios de miseria se da en un contexto en el que la inflación anual rondará, una vez más, el 50% y, a partir de los datos aportados por la Junta Interna de ATE INDEC, la canasta básica se ubica en torno a los $110.000.
Queda claro, así, que la decisión política de Kicillof, Berni y compañía es la de destinar mayores recursos a las fuerzas encargadas de reprimir a quienes realmente están sufriendo las consecuencias de la crisis social y económica imperante.
Desde CORREPI hemos denunciado, con preocupación, las últimas decisiones políticas del gobierno nacional, desde la llegada de Aníbal Fernández al ministerio de Seguridad, de aumentar la saturación represiva en distintos puntos del país. Vemos ahí un absoluto alineamiento con la política que viene llevando adelante su par bonaerense, Sergio Berni. No podemos escindir estas medidas de cara a la profundización de la situación crítica actual, que se generará a partir del acuerdo que tanto oficialismo como oposición de derecha, proyectan alcanzar con el Fondo Monetario Internacional.
La “contención”, todo indica que será con palos y balas. Ya lo pudimos ver en el fusilamiento de Luciano Olivera en Miramar, o el asesinato de Alejandro Martínez en una comisaría en San Clemente del Tuyú. Por eso, hacele caso a CORREPI. Aunque te prometan el oro y el moro, no cambies la visera por la gorra y sumate a la lucha contra el gatillo fácil y la represión.