La lucha incansable de organismos y el pueblo en general puso fin a la dictadura cívico militar eclesiástica iniciada el 24 de marzo de 1976. Aunque este proceso dejó secuelas, a partir del disciplinamiento impuesto por el terrorismo de estado, la resistencia y la necesidad de construir otra sociedad ayudaron a levantar las banderas del Nunca Más.
Llevó mucho tiempo la pelea para que los genocidas empezaran a ser juzgados y condenados. Todavía hoy, muchos siguen en libertad o gozan de privilegios a pesar de ser culpables de los crímenes más atroces. En este camino, cobra relevancia el testimonio de Jorge Julio López, ex detenido desaparecido, para imputar a Etchecolatz y Garachico. Con su aporte y el de otrxs sobrevivientes, se reconstruyó lo sucedido en el Pozo de Arana, donde fueron detenidos sus compañerxs de la unidad básica de Los Hornos pero también lxs pibes secuestrados en la que posteriormente se llamó La Noche de los Lápices. Eran estudiantes secundarios, militantes de la UES, que el 16 de septiembre de 1976 fueron secuestradxs, torturadxs y desaparecidxs. Claudio de Acha, Horacio Úngaro, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, María Clara Ciocchini y Daniel Alberto Racero aún continúan desaparecidxs. Gustavo Calotti, Pablo Díaz, Patricia Miranda y Emilce Moler lograron sobrevivir.
Si bien la dictadura terminó hace casi 40 años, nuestra lucha en defensa de los DDHH y contra la represión continúa. Muchas de las prácticas represivas, remozadas en democracia, siguen funcionando como forma de implementar el control social de trabajadores y sectores más vulnerados de la población, y seguimos enfrentando la impunidad, como lo expresa la causa por la segunda desaparición del compañero López.
En los ’70, la represión cumplía un claro rol desarticulador a través del terrorismo de estado ejercido de manera sistemática hacia el conjunto de los sectores populares, sobre todo los organizados que luchaban por transformar la sociedad. Desde 1983, la represión sigue cumpliendo un rol disciplinador y “preventivo”. La focalizacion del accionar de las policías y demás fuerzas con el hostigamiento, las detenciones arbitrarias, las torturas en comisarías, el gatillo fácil, se dirigen a “mantener a raya” a lxs pibxs de los barrios populares, blanco principal de este accionar. Es decir, sectores doblemente vulnerables, por ser pobres y por ser jóvenes.
Es por esto que, a 16 años de la segunda desaparición forzada de Jorge Julio López, y en la víspera del 46º aniversario de la Noche de los Lápices, estuvimos nuevamente en las calles, exigiendo MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA, AHORA Y SIEMPRE.