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El 10 de enero de 2005 el inspector Marcelo Adrián Fiodormo, el sargento ayudante Julio Albero Silva, el subcomisario Rubén Alfredo Gómez y el oficial subinspector Hernán Javier Gnopko torturaron a ocho presos, acusándolos de querer construir un boquete en la celda donde se encontraban detenidos. Las torturas fueron desde dejarlos siete horas al rayo del sol hasta hacerlos bajar al calabozo de a uno con la excusa de que era una requisa donde los cuatro uniformados los apalearon con tonfas y bastones largos de madera. Diego Gallardo agonizó durante 15 horas y murió en la comisaría 1° de Dock Sud, Avellaneda.
Pilarcita y Josefina, mamá y hermana de Diego, se acercaron a CORREPI casi de inmediato. El médico forense que hizo la autopsia explicó que dejó de contar las lesiones al llegar al número 57. “Nunca vi un cuerpo tan apaleado”, dijo el experimentado Dr. Romero en el juicio oral, al que llegamos en apenas dos años, gracias al testimonio valiente de los sobrevivientes, que identificaron a los cuatro torturadores.
En 2007 el tribunal n°1 de Lomas de Zamora, si bien dictó cadena perpetua, no lo calificó como tortura seguida de muerte, si no como homicidios calificados.
El oficial Fiordomo, el sargento Silva y el subcomisario Gómez en 2018 obtuvieron el beneficio de la libertad condicional. Sin embargo, el oficial Gnopko recién en ese año obtuvo sentencia firme luego de estar diez años agotando cada vía judicial y seguir en libertad.
La realidad de los centros de detención es abrumadora. Como denunciamos el 17 de diciembre en Plaza de Mayo en la presentación del archivo de casos de gatillo fácil, la cantidad de detenidos pasaron de 34.000 en 2001 a 100.000 y alrededor de 20.000 en comisarías y sólo en estos dos últimos años, las muertes bajo custodia triplican los casos de gatillo fácil. El 60% de las personas presas son jóvenxs de entre 18 y 30 años de edad donde más de la mitad no tiene condena, sino que cumple prisión preventiva como pena anticipada.
Por Diego y por todxs lxs pibes asesinado por las fuerzas represivas del estado seguimos exigiendo:
¡Basta de torturas y muertes en lugares de detención!
¡Castigo efectivo a los culpables!

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