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A exactos 45 días de la asunción de Javier Milei, las calles de todo el país se vieron repletas de pueblo en defensa de la avanzada antiderechos libertaria. Un gobierno que simula sorpresa ante los motivos de tamaña convocatoria e intenta bajarle el precio, mientras impulsa una reforma total de nuestra vida llevándose puestas las instituciones que dice defender, no tiene más remedio que tomar nota de un primer aviso multitudinario claro y contundente: con nosotrxs no.

Si no llegásemos a esta fecha después de años de dificultades para la unidad y la movilización, y un clima al compás de los medios de comunicación y funcionarios del gobierno actual, con Bullrich y Caputo a la cabeza, que intentan bajarle el precio al jornada de ayer, deberíamos estar hablando por todos los rincones de una marcha realmente histórica. Para esta etapa, para el campo popular, y también desde el retorno de la democracia.

Con el epicentro en el Congreso, donde la semana próxima se dirimirán las reglas de juego del futuro inmediato para todxs lxs argentinxs, cientos de miles de personas (quizás más) llenaron ayer calles y plazas de absolutamente todo el país, e incluso con réplicas en otros países.

Los motivos sobraban: más de 300 modificaciones vía Decreto de Necesidad y Urgencia, y más de 600 vía la llamada Ley Ómnibus. Una total arrogancia por parte del gobierno nacional, envalentonado por el resultado del ballotage y las dificultades del campo popular para articular acciones conjuntas hasta ayer, que se traduce en un avance sobre cada rincón de años y años de conquistas, y también sobre puntos que ameritaban cambios, pero en el sentido contrario. Nada de esto revestía ni necesidad ni urgencia. Sin embargo, Milei y compañía, con ambas redacciones de puño y letra de cada sector del poder económico, ensayó los golpes de forma inmediata y en una actitud ignorante o confrontativa respecto de las consecuencias que estas formas iban a tener.

Todas las medidas, modificaciones, y disposiciones que componen esta gravísima reforma absolutista que propone el gobierno nacional se han discutido y difundido por todos los sectores afectados y sus representaciones: leyes y derechos en términos laborales (indemnizaciones, período de prueba, composición de la jornada laboral, entre otros); una nueva reforma previsional contra lxs jubiladxs y también una desregulación del mercado de los medicamentos que lxs afecta centralmente; privatización de las empresas públicas y grandes negocios a merced de las personas más ricas del país; entrega de recursos naturales (glaciares, bosques, ríos, minerales, energía) a estos mismos grupos; reformas en la educación en pos de degradar la calidad de la educación pública y favorecer a la perspectiva expulsiva de la educación privada; un tremendo recorte a la cultura (promoviendo directamente el cierre de organismos esenciales para la producción de cine, música, teatro, etc); desregulación del mercado de alquileres que empeora la ya pésima situación habitacional de millones de personas; y fundamentalmente la posibilidad monárquica de establecer superpoderes en la figura del presidente, que lo habilitaría a avanzar en cuestiones trascendentales (como la toma de deuda), sin pasar siquiera por el Congreso.

Respecto de la especificidad antirrepresiva que interpela a CORREPI, hay cuatro puntos de confrontación centrales: la nueva conformación de Comandos Unificados, entre distintas fuerzas, para saturar de efectivos barrios y movilizaciones; el llamado “Protocolo Antipiquetes”, que hasta ahora ha generado mayores problemas que los que declama querer evitar; regulaciones y prohibiciones, tan violentas como absurdas, sobre el derecho conquistado de la protesta y la movilización popular; y modificaciones punitivistas, con el artículo 34 a la cabeza, que legalizan el gatillo fácil como práctica represiva sin posibilidad de condenar al policía o al funcionario de (in)seguridad que lo ejecute a completa discreción. Si tu hijo está jugando en la calle con amigos, se le va la pelota a lo del vecino, se trepa para buscarla, un policía en el lugar interpreta que es una situación de robo y le dispara por la espalda “para repelerlo” o “evitar la fuga”, esta modificación te va a impedir juzgarlo en los marcos actuales de la ley. Y si a alguien le parece excepcional un hecho de estas características, lxs invitamos a que revisen nuestro Archivo de casos, de libre acceso, para dar cuenta de que es muchísimo más común de lo que creemos.

Es probablemente por la represión que este gobierno necesita descargar para hacer pasar el ajuste brutal que está llevando adelante a la par de estos dos proyectos estrafalarios, que fue la voz de Bullrich una de las primeras que salió a intentar deslegitimar y bajar el precio a la contundencia del paro y la movilización de ayer, junto con el vocero Adorni. Los dos funcionarios que parecieran no tener reparo al ridículo permanente. Después de la primera gran marcha, el 20 de diciembre, cuando el ministerio de Seguridad buscó mostrar los dientes en la inauguración del protocolo, quedó en evidencia que no hay payasada mediática que pueda frenar la fuerza de un pueblo movilizado en defensa de su país y sus derechos. No se puede tapar el sol con la mano, aún cuando el principal multimedio local diga que el paro fue a medias y que la movilización no cambia nada.

Vergonzosa tapa de Clarín posterior al paro y la movilización

Siempre que las calles se colman de laburantes, en unidad, y con todas las banderas en alto, el piso se mueve y los cambios son inevitables. Queda claro que estamos ante un gobierno que sobrevalora mecanismos comunicacionales que le dieron resultado. Pero al mismo tiempo, menosprecia las redes de contención y la construcción de base de un pueblo con una enorme historia de lucha. El paro y la movilización de ayer fue una primera y contundente marcada de cancha. Si el gobierno nacional se mantiene en su posición confrontativa y de avanzada sobre todxs nosotrxs y nuestra propia vida, deberá hacerse cargo en el futuro inmediato de las consecuencias negativas que esto tendrá sobre multitudes populares que seguirán con una creciente presencia y enojo en las calles.

En criollo, que el gobierno y la verdadera casta que lo acompaña lo entiendan clarito: con el pueblo no se jode.

CORREPI donde hay que estar: en la calle, junto al pueblo

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