Hace poco menos de seis meses, un 1º de agosto, una multitud se congregó en la Plaza de Mayo para exigir Justicia por Santiago Maldonado. Hoy, nos resulta imposible olvidar el nombre de este joven artesano que fue desaparecido en medio de una cruenta represión perpetrada por la Gendarmería en la Pu Lof Cushamen, y apareció muerto 78 días después, en el río Chubut.
En todo este tiempo, hemos tenido la oportunidad de señalar los vicios de la investigación del caso, que no son simples “irregularidades” por inoperancia, sino maniobras políticamente decididas. También denunciamos las operaciones que montaron los grandes medios masivos de comunicación, cuando denunciamos como la realidad se podía “tapar o hacer tapa”.
Algo resulta claro: Bullrich utilizó el caso para apuntalar la política represiva del gobierno de Cambiemos. La desaparición y muerte de Maldonado, el fusilamiento de Rafael Nahuel y la puesta en marcha de la Doctrina Chocobar, son tres escalones centrales en la profundización del accionar represivo bajo el gobierno macrista. Accionar, que según los datos nuestro archivo, muestra que cada 22 horas una persona es asesinada por el aparato represivo del estado.
El 29 de noviembre de 2018, el juez Gustavo Lleral hizo llegar a la familia un mensaje: tanto él, como todo su equipo de trabajo, estaban siendo apretados. Ese mismo día, cerró la invesyigación.
Al poco tiempo, la ministra de seguridad declaraba en su cuenta de Twitter: “La verdad le ganó al relato. La Justicia cerró la causa por la desaparición forzada de Santiago Maldonado y absolvió al gendarme Emmanuel Echazú. Mintieron, quisieron engañar a la sociedad y generar miedo; hoy logramos dar un paso más hacia la Argentina de la ley y la verdad”. Como señaló entonces nuestra compañera María del Carmen Verdú: “La casa debe estar en orden para recibir al G20 y el juez federal Lleral se encargó de repasar los rincones”.
El 31 de enero, la familia Maldonado emitió un comunicado en el que señalan que, aun con la poca información recabada, se pueden sostener, por lo menos, dos hipótesis: que el cuerpo fue plantado o que no se quiso encontrar antes de octubre. A fuerza de omisiones y mentiras, se está ocultando lo que ocurrió.
“La verdad le ganó al relato”, sostuvo la ministra. Nosotrxs decimos que la verdad no se encuentra en el silencio cómplice de la corporación judicial ni en los altavoces de los medios de (des)información masiva. La verdad se encuentra en cada corte, en cada calle, cuando la clase trabajadora dice basta. Cuando frente a cada mentira que busca modelar e imponer un “sentido común”, la rebatimos con el abrumador peso de los hechos.
¡Santiago Maldonado Presente!
#JusticiaxSantiago
#ElEstadoEsResponsable