Encarcelados y condenados a morir en la horca por un paro por 8 horas de trabajo. La ultima dictadura cívico militar eclesiástica argentina dejó un saldo de 30.000 compañeros y compañeras detenidos/as desaparecidos/as. Desde 1995 registramos 70 personas asesinadas en protestas sociales por las fuerzas represivas del estado y las patotas paraestatales que conforman la tercerización de la represión . A más de 130 años de aquella jornada de lucha por las 8 horas, está claro que el capitalismo no puede, ni podrá nunca, dar otra respuesta que la explotación y la represión, matizadas con todo el consenso posible, a las necesidades históricas del pueblo trabajador.
Este 1º de mayo de 2017 nos encuentra enfrentando a un gobierno que promueve un arsenal de leyes para perseguir y encarcelar al pueblo que se organiza; que multiplica la cantidad y el presupuesto de las fuerzas represivas para saturar nuestros barrios, que tiene el record de presos pobres hacinados en las cárceles, mientras la impunidad es la regla para genocidas y represores. Un gobierno que descarga sin pudor su poder de fuego importado de EEUU y el estado de Israel contra el pueblo trabajador en los barrios, con un muerto por día por el gatillo fácil y la tortura en lugares de detención, a la vez que cercena el derecho de huelga, criminaliza la protesta y reprime trabajadores y trabajadoras organizados/as por sus derechos.
Este 1º de mayo nos encuentra, como siempre, en las calles, reivindicando las luchas del pasado y poniendo el cuerpo a las actuales, con la convicción de que sólo organizándonos más y mejor en todos los frentes y espacios, con base en la solidaridad y el apoyo mutuo, podremos afrontar el creciente embate del gobierno macrista.
Uno de los Mártires de Chicago, August Spies, dijo momentos antes de ser colgado: “La voz que van a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora”.
Nosotros y nosotras somos ese grito, que retumba en las calles, y va por más unidad, organización y lucha contra el ajuste y la represión.