Rechazaron domiciliaria para el gatillo fácil – Reabren la investigación por el fusilamiento de Nahuel Acosta – Lo único que avanza en las cárceles y comisarías es el COVID-19
Rechazaron domiciliaria para el gatillo fácil
Hace pocos días, recibimos una notificación del TOC nº 1, informándonos que la defensa del policía de la Ciudad Adrián Otero, condenado a prisión perpetua por el fusilamiento de Cristian “Paragüita” Toledo, joven trabajador de la villa 21-24, hecho ocurrido el 15 de julio de 2017, había pedido su prisión domiciliaria con motivo de la pandemia de COVID-19.
Desde la querella, en representación de la madre de Paragüita y de sus dos amigos, que lograron sobrevivir, respondimos lo mismo que venimos sosteniendo públicamente:
1. Otero está condenado a la pena más grave posible (perpetua) como autor de un delito particularmente aberrante, el homicidio calificado, en su condición de miembro de una fuerza de seguridad, de Cristian y de dos tentativas del mismo delito contra otros dos chicos. Esa misma condición de policía facilita el riesgo de fuga, además de poner en riesgo a sus víctimas.
2. Como policía, Otero está alojado en un pabellón especial, fuera del perímetro de la cárcel, sin hacinamiento y con todas sus necesidades cubiertas, a diferencia de la población general.
3. Por si fuera poco, Otero está lejos de cualquier grupo de riesgo, ya que tiene 48 años y ninguna enfermedad que lo haga más vulnerable ante el coronavirus.
Ayer, el TOC nº 1 resolvió rechazar el beneficio, recogiendo nuestros argumentos en este contundente párrafo: “Debe tenerse en cuenta la gravedad de la condena impuesta a Adrián Gustavo Otero. Esto se debe sumar al carácter que tiene el peticionante de ser integrante de una fuerza de seguridad, todo ello ante el riesgo, nada inverosímil, de que en el caso de darse su egreso de la sede penitenciaria en la que se encuentra, tenga la posibilidad de tomar represalias contra quienes fueron sus víctimas, y sus allegados.”
Reabren la investigación por el fusilamiento de Nahuel Acosta
Poco antes de comenzar la feria judicial, el juzgado criminal nº 19 decretó el sobreseimiento de otro policía de la Ciudad, Daniel Lucero Quiroga, que el 7 de diciembre de 2019 fusiló con un tiro en la nuca a Nahuel Acosta, un adolescente también vecino de la villa 21-24.
Ayer, la cámara criminal hizo lugar a nuestra apelación, acompañada por la fiscalía. Revocó esa resolución y mandó profundizar la investigación, disponiendo nuevas medidas para confirmar que Lucero disparó “de atrás hacia adelante, a una distancia de 50 cm, el proyectil ingresó a nivel de la región cervical izquierda y los testigos … no observaron el forcejeo” que el juez arguyó, basándose sólo en la palabra del policía.
Naturalmente Lucero Quiroga sigue perteneciendo a la fuerza y está en libertad. Redoblaremos los esfuerzos por llevarlo a juicio y lograr una condena.
Lo único que avanza en las cárceles y comisarías es el COVID-19
Los diarios titulan “Motín en comisaría” o “Incidentes con internos”, cuando la verdadera y muy preocupante noticia es el avance de los contagios en la población privada de libertad. En la cárcel de Devoto ya se confirmaron tres nuevos presos con el virus, que fueron aislados y trasladados a la Unidad 21, en el Hospital Muñiz, donde ya había otros dos pacientes provenientes de la cárcel de CABA, además de los otros dos en el Hospital Pirovano, heridos en la represión (uno cuadripléjico), que también resultaron positivos.
En la Unidad Penal N° 1 de Corrientes, de las primeras en tener casos positivos, primero entre penitenciarios y luego entre los presos, se confirmaron 23 casos nuevos, que se suman a los ya existentes. En toda la provincia hubo 78 enfermos, de los que hoy sólo 40 están activos. Es evidente la incidencia mayoritaria de los contagios en el penal.
Naturalmente la noticia generó más protestas y reclamos en la unidad, que el gobierno “resolvió” con el envío de grupos especiales de la policía de Corrientes, que realizaron disparos contra la población. Recordemos que esa unidad es la misma en la que fue fusilado con balas de plomo José Candia, a las pocas semanas del inicio de la pandemia.
El otro titular de “motín” de ayer refirió a la comisaría 9ª de Villa Caraza, hacinada como toda comisaría bonaerense. “Tenían hace cuatro días a un muchacho con fiebre, ni un ibuprofeno le dieron”, denunciaron el domingo los presos ante algunos medios que se acercaron, poco antes que miembros del Grupo Halcón irrumpieran en la zona de los calabozos y redujeran a 29 personas, con gases y escopetazos.
Que las comisarías están aún más superpobladas que las cárceles es un hecho, en la provincia de Buenos Aires y en el resto del país. En CABA, ante el desborde de la Unidad 28 –la alcaidía de tribunales- para alojar personas arrestadas por violar el aislamiento a disposición de la justicia federal, empezaron a trasladarlas a las alcaidías de la policía de la Ciudad, teóricamente destinadas a arrestos en el ámbito del fueron también de la Ciudad. Conclusión, las alcaidías están totalmente abarrotadas.
En la provincia de Buenos Aires, el ministro de Seguridad, coronel Sergio Berni, que ya ha manifestado públicamente su oposición tajante a cualquier intento humanitario de descomprimir lugares de detención, volvió a la carga con una “solución” al hacinamiento en comisarías. Dispuso utilizar contenedores para habilitar 13 “alcaidías móviles” en terrenos de unidades penitenciarias, de modo de trasladar 900 personas. Ya está listo el primercomplejo modular (forma elegante de decir “contenedor”) en González Catán, al lado de la UP 43, para ubicar 348 detenidos de comisarías del municipio de La Matanza. O sea, se “resuelve” la superpoblación en comisarías hacinándolos en esos “módulos” precarios.
Mientras tanto, en La Matanza, el que no está preso es el policía Matías Ibarra, que el sábado 9 de mayo fusiló de tres disparos a César Alejandro Obes, de 17 años, en Gregorio de Laferrere. Cuando el chico agonizaba en el piso, un vecino se acercó para auxiliarlo. “Dejalo que se muera como una rata”, fue la respuesta del asesino.
Cuidémonos colectivamente, del virus y de la represión.
La salida para la clase trabajadora es la organización popular.