A la protesta social, palos y cárcel
Hace un mes y medio, la represión a la movilización de repudio al acuerdo con el FMI, que legitima una deuda fraudulenta que nos sumirá aún más en la pobreza, dejó un saldo de varias detenciones y persecución política. En esas causas –todavía con tres compañeros presos- quedó en evidencia el escandaloso uso del ciberpatrullaje y el sistema de reconocimiento facial para genera “prueba” completamente cuestionable. Las “equivocaciones” que surgen de estas herramientas, y su aplicación para el espionaje fueron la razón por la que un juez contencioso administrativo de CABA prohibió su uso en el marco del amparo iniciado por ODIA, en el que CORREPI se presentó como amicus curiae.
Luego, tras el acampe de los movimientos sociales por el aumento de cupos en los planes sociales, cuya necesidad imperiosa no es necesario justificar ante semejante crisis, hubo detenciones cuando se estaba levantando la medida. Como si fuera poco, desde parte del oficialismo, felizmente acompañados por los sectores del PRO y Avanza Libertad, instalaron la demonización de quienes hoy reclaman por la ayuda social porque es su única fuente de subsistencia.
Casi al mismo tiempo, en Jujuy detuvieron a Juan Chorolque y Sebastián Copello, en el marco de movilizaciones por el mismo reclamo. Ambos estuvieron presos durante una semana y sólo se logró su liberación por la fuerte presión de las organizaciones de DDHH y políticas que se hicieron presentes en la provincia para exigir al gobierno y los jueces su soltura.
Una semana después, hubo represión a docentes en Misiones, que se manifestaban en la ruta 14 por aumento de salarios. La misma suerte corrieron trabajadores del sindicato de obras sanitarias en Chaco, en su reclamo por aumentos salariales hace apenas cuatro días, y la lista sigue.
La otra cara de la moneda
Ayer los “productores” del campo, como los llaman los medios hegemónicos de comunicación, respaldados por entidades como la Sociedad Rural y todo el arco político de la derecha antioficialista, movilizaron a Plaza de Mayo. Por supuesto cortaron calles y produjeron daños en la plaza cuando subieron sus tractores y suntuosas camionetas por el pasto, pero parece que eso no molestó a nadie.
Ni siquiera quienes convocaban y organizaron la movilización pudieron explicar bien el motivo del reclamo, ya que no hay ninguna medida tomada actualmente que perjudique su situación, sólo la tibia mención del gobierno de “trabajar en un proyecto que tenga como posibilidad recaudar por un impuesto a las ganancias inesperadas del sector”.
El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, cuya policía reprime a diario cuanta movilización popular hay en la ciudad, y reclama que quienes se manifiestan, además de ir a prisión, paguen por el pasto que pisan, abogó en los medios por “el derecho a manifestarse” de los empresarios del campo y estuvo presente en Plaza de Mayo, junto a otros referentes de Juntos por el Cambio. Así, con absoluta libertad y tranquilidad, terminaron su demostración de fuerza los que más tienen, los dueños de todo.
Mientras lxs trabajadores, los desocupadxs, lxs que pagan la deuda de los que la fugaron sin haber recibido nada, siguen sin respuestas y cae sobre ellxs la persecución y represión.
¡Las necesidades del pueblo son esenciales, la represión no!
¡Basta de criminalizar la protesta social
Libertad a todxs lxs presxs políticxs