Nilda Eloy: Ella seguirá estando.

Ha fallecido la compañera Nilda Eloy, histórica referente en la lucha de los DDHH desde La Plata, la ciudad en la que fue secuestrada en el año 1976 por la policía de la Pcia. de Bs. As., dirigida por los represores Ramón Camps y Miguel Etchecolatz. Torturada en seis centros clandestinos de detención, fue liberada tres años después. Desde entonces sostuvo una lucha incansable por la Memoria, la Verdad y la Justicia desde su lugar militante en la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos.

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Fue testigo determinante en el juicio a los represores y emblema de la lucha frente a la segunda desaparición forzada del compañero Julio Jorge López, pero su trayectoria no se limitó a enfrentar las políticas represivas del pasado. Con la coherencia que la caracterizaba, fue también una referencia insoslayable de la lucha contra la represión de todos los gobiernos patronales que asumieron la administración del Estado desde 1983.

Y lo hizo, además, fiel a la bandera que junto al entrañable Cachito Fukman sostuvo contra los embates del oportunismo, la claudicación y la cooptación: la absoluta independencia del estado y sus administradores de turno.

Nada ni nadie condicionaba sus posiciones, sólo la guiaban sus principios. Frente a la represión de cualquier gobierno, ella caminaba por la vereda de enfrente, junto a los represaliados, siempre.

No hubo marcha o actividad antirrepresiva que no la contara entre sus promotoras o adherentes, compartiendo con CORREPI desde un panel hasta un acto, y la primera fila en la pelea por la libertad de los presos políticos, como ocurrió el pasado 3 de septiembre, cuando junto a Nora Cortiñas hizo el aguante frente a la alcaldía de Comodoro Py, reclamando la liberación de las y los detenidos/as en la marcha por Santiago Maldonado.

La prueba más categórica de su enorme valía fue la manera en que procesó su calvario en tiempos de la dictadura: “No era una militante, el enemigo, al secuestrarme y torturarme, me hizo militante”. Nunca abandonó esa condición, nunca dejó de combatir las injusticias y las desigualdades.

La perdemos justo cuando más necesitamos compañeras como ella. Porque corren tiempos de profundización represiva, porque hay un gobierno que suelta y reivindica a los represores, porque hay un gobierno que hizo de la causa Santiago Maldonado un manual de la impunidad, porque hay un gobierno que celebró el 2×1, porque hay un gobierno que mata un pibe por día con el gatillo fácil, porque hay un gobierno que viene por todas las conquistas y los derechos de la clase trabajadora, y ella estuvo en cada una de esas ocasiones, resistiendo en la calle.

La muerte nos priva de su mirada profunda y contenedora, de su emblemática cabellera blanca, de su hermoso perfil de mujer solidaria, inteligente, valiente. Pero nos queda su conducta, para imitar, y su lucha, para continuarla.

Es que -parafraseando al poeta y compañero Roberto Santoro- “ella estaba para que el mundo cambie”. Y seguirá estando en cada lucha, como Adriana Calvo, como Cachito Fukman, como cada compañero que vivió peleando.

Compañera Nilda Eloy, ¡Presente! Hasta la victoria, siempre.

Nilda Eloy y Cachito Fukman

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